martes, 4 de junio de 2013

El Fabuloso Destino de Amélie Moissonneur

Amélie
ríe en su rincón,
grandes gotas de invierno,
son compañeras de juego.

Saluda a los visitantes
de sonrisas blancas
y besos gélidos, 
mortales.

Su vida, 
fotografía sepia
en aquel mausoleo
donde los mueren anhelos.

Canta dulcemente,
melodías lacónicas
llevadas por el viento.

Temprano cortaron sus alas,
entre polvo y cenizas
juega la eternidad.

Nunca entendió la muerte,
en ese panteón,
Amélie
reina sin séquito.



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